"Hay que matarlos a todos"

🎬3er episodio de ¿Quién te dijo eso?

Hola, ¿cómo te trataron los resultados de las PASO? Espero que ya te haya bajado la resaca. Soy Lucas, hago contenidos en Comunicación para la Igualdad hace unos meses. Hoy te presentamos un video sobre el poder de decirle al otro que tu vida sería mucho mejor si éste dejara de existir.

Lucas Reydo hay que matarlos a todos

Como mucha gente acá, yo pienso que Argentina no es sólo un gran país, sino el mejor país del mundo. Tenemos una gente hermosa, paisajes variados e increíbles, educación universitaria gratuita, salud pública y a Lionel Andrés Messi. Mucha gente puede, con razón, criticar alguna de estas virtudes por no ser tan perfectas como deberían. Pero hay algo que nosotros hacemos indudablemente mejor que nadie: insultar.

De hecho, el argentino es tan bueno insultando, que ya en su dialecto incluye un insulto en la palabra insulto. Porque el argentino no insulta. El argentino putea.

Hay algo en insultar a otro que resulta catártico, y hasta un punto, los argentinos se han vuelto tan buenos puteando que se terminaron desensibilizando ante ciertas puteadas. Entre pares nos llamamos boludo, boluda, y nadie se ofende.

Las plataformas de redes sociales, y en particular Twitter, son una especie de amplificadoras de este efecto. Se puede hacer una analogía con el concepto filosófico del pharmakon de la antigua Grecia. En el “Fedro”, Platón describe al pharmakon como una droga que contiene tanto el poder del veneno, como el del remedio. Y los insultos y la violencia de, por ejemplo, Twitter, operan de esa forma.

Alguien va diciendo algo que va un poquito más allá de lo que dijo otro, y hay gente que se ve muy afectada por esta violencia y en muchos casos también dejan esas redes. Pero también hay muchas personas que lo aceptan y se ríen y se vuelven “inmunes” a lo que quizá unos meses o años atrás consideraban indecible. Y ya no sólo se vuelve decible, se vuelve parte del léxico digital. 

Las plataformas lo facilitan: se puede decir varias cosas ocultando la propia identidad o detrás de la seguridad de una pantalla en donde nadie puede reaccionar físicamente.

En el video que te compartimos vamos a estar charlando sobre qué es lo que pasa cuando alguien que rechazó o bien no participa de este mundillo digital se enfrenta con ese lenguaje.

La idea de que en realidad este tipo de discursos violentos de las redes son en realidad “un chiste” o “un meme” es una forma bastante común de traficar conceptos que de otro modo no se podrían decir. El tema es que sus chistes siempre van hacia las mismas personas que no se encuentran particularmente en una posición cómoda de por sí.

Como todo esto que se dice es en realidad un chiste, aquellos que no lo entienden es porque son muy susceptibles y no llegan a comprender la enorme complejidad y matices de decir que hay que bombardear la Villa 31. Entonces, todos los que nos acusan de susceptibles por cuestionar estas cosas, no sólo nos dicen eso, sino que estamos limitando su libertad de expresión y que los estamos “cancelando”.

 

Fíjense qué rara esa idea de libertad de expresión que tienen: pareciera que ellos pueden decir lo que se les canta sobre matar a otros y nadie puede criticarlos, porque si alguien los critica ya no se estarían expresando libremente. Entonces se pasean por miles de canales de televisión en el prime time para decir que están siendo censurados. La pregunta sería entonces: cuando tu libertad de expresión supone que nadie te puede contestar porque sino te ponés chinchudo: ¿quién es el susceptible ahí? 

silenciado

Hasta acá te adelanto un poco de lo que vas a ver en el video. Si tenés algún amigo o amiga con ganas de matarlos a todos se lo podés mandar para ver si podemos hacer algo más que imaginarnos un mundo en el que todos podamos existir más o menos como queramos.

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