En una escena creciente de uso de las redes sociales a nivel global, particularmente por parte de adolescentes y jóvenes, las nuevas derechas militan activamente estos espacios a través de cuentas institucionales y organizacionales, pero sobre todo de influencers.
Estas personas conforman un universo fundamentalmente masculino y autorreferencial -con poca construcción colectiva- en el que la agenda antigénero ocupa un lugar relevante y donde confrontan en forma constante tanto con feministas reales e imaginarias como con el ideario feminista.
La percepción de estos sectores es que el feminismo se está expandiendo de una forma que amenaza los valores acorde a los que desean vivir. No perciben la ampliación de derechos como beneficios para mejorar la vida de sectores hasta ahora excluidos, sino como un dogma que se les impone a sus propias vidas.
Para defenderse -como la serpiente de la bandera de Gadsden-, apelan a la violencia atacando con virulencia, estigmatizando y discriminando, y construyen información falsa y engañosa. Y tienen un grupo de fans nada despreciable que mayormente aplaude este tipo de expresiones.